Erotismo sublime

La mejor manera de definir como es un erotismo sublime, es reflejarlo en imágenes, esas mismas donde no se refleja nada explícito muchas veces, sino que se casi siempre se intuye, se presupone o se antepone a la propia realidad, provocando sensibilidades, acaloramientos, escalofríos y excitaciones, pero casi más bien mostrando lo oculto, el punto que tenemos escondido en algún sitio, no se sabe donde... y que llega a través del efecto óptico de las sensaciones.
Aquí un vídeo-spot que me encanta, ah... y el helado también...:

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Aquí te pillo... aquí te mato

(Ejercicio: Microrelatos)

Me sentía observada... como esas veces que sin verlo, lo presientes. En aquella cafetería, a pesar de estar abarrotada, había unos ojos clavados en mí. Giré ligeramente la cabeza y en una mesa del fondo una pareja parecía charlar animadamente, sin embargo los ojos de él estaban recorriendo mi anatomía. Naturalmente en ese instante saltaron todas las válvulas y mi propio cuerpo entró en transformación... No sé por qué, pero saber que un hombre acompañado se fija en mi, con mirada de deseo, provoca que yo misma reaccione mostrando mi mayor sensualidad, como respuesta al cortejo, salvo que esta vez, era yo la que quería ir más allá.

No me fijé demasiado en el físico del chico, pero tampoco importaba, sino saber si ambos podríamos llegar a esa locura, él con su atracción hacia mí y yo ganadora ante su hembra de que podría llevármelo a mi terreno en un instante. Así lo hice. Pagué mi café y esperé a que su novia, mujer o lo que fuese, desapareciera de escena, en el momento en que se dirigía al baño.

Me levanté llegando decidida hasta su mesa diciéndole: “En el parking de enfrente, H-36”. Apenas una corta frase y una mirada felina. Se quedó sin palabras... Nada más hacerlo me sentí poderosamente excitada, sin saber por qué había podido hacer una cosa así.

Llegué hasta mi coche, me senté en el asiento posterior y me deshice de mis braguitas... Después, esperé. Apenas en tres minutos le vi llegar... también parecía nervioso, sabedor de que aquella debía ser su única oportunidad, incluso para evitar que una hembra caliente que le había atraído y retado, pudiera escapársele… Se limitó a callar, algo que agradecí… no hicieron falta palabras, sin ellas nos centramos en compartirnos sexualmente, sin conocernos de nada, sin prepararlo ni planificarlo... sin preámbulos... ¡A saco! Nos besamos, nos acariciamos con urgencia, con desesperación, con deseo... follamos y gemimos... Fue rápido, casi sin tiempo para entenderlo...

Un instante después él se bajaba del coche y yo desaparecía de aquel parking a toda prisa sin mirar a atrás... solo me detuve un instante, miré por el retrovisor. Él ya no estaba... solo mis braguitas tiradas en el suelo. Fue una locura… sí… pero me encantó…

Lydia

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Más y más

Esta es una de esas imágenes que me encantan, de las que apenas queda espacio para la imaginación y a la vez donde se pueden encontrar miles de imágenes alrededor de ella... miles de historias en una sola. Viajo a través de esa foto y veo que... aflora el deseo, la sorpresa, el beso que da pie a volver a empezar de nuevo, el movimiento de una acción venidera, la pose erótica de una pareja enamorada... ella dominadora, quiere más... él se entrega de nuevo a la pasión, obedeciendo ciegamente, ambos quieren lo máximo... de esa pasión que se vuelve egoísta... terriblemente acaparadora... que nunca termine el delirio, dar todo y más... como si esa necesidad de placer y de sexo nunca quedase lo suficientemente saciada.

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Se me hace la boca agua...

Se me hace la boca agua... esperando el momento de tu llegada

Se me hace la boca agua... imaginando tus abrazos y besos apasionados

Se me hace la boca agua... anhelando tus caricias sobre mi cuerpo

Se me hace la boca agua... soñando nuestras escenas llenas de placer

Se me hace la boca agua... pensando en como tu cuerpo se une al mío sin cesar

Se me hace la boca agua...
viendo como me entregas ilusionado mi regalo
y mi regalo... mi mejor regalo... eres tú.

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