sábado, 13 de octubre de 2007



Aquí comienzo una nueva temática que se me ha ocurrido así de repente y por casualidad. Fotos que hablan por sí solas.

Y así ha sido como encontré esta foto que me dice tanto y que me gustó un montón, por eso que quería compartirla (siempre con permiso del autor) y eso que espero que os diga tanto como a mí.

sábado, 6 de octubre de 2007

Contrariamente a lo que se decía y a lo que se pudiera pensar, se ha derrumbado completamente el tópico ese de que los hombres piensan más en el sexo que las mujeres, de que ellos son más activos, más calientes y toda esa tanda de patochadas. Aparte de que eso sea hoy en día algo totalmente ilógico, es además una postura ciertamente machista, que se rebate cada día más, asegurando que tanto ellas como ellos, viven el sexo de igual manera, aunque con sus muchos matices, por supuesto. Se ha demostrado que ambos sexos tienen el mismo tipo de sueños eróticos y con la misma frecuencia, aunque seguramente enfocados de forma diferente. La atracción física y las ganas se producen en ambos casos, posiblemente a velocidades diferentes pero con similares resultados. Las fantasías sexuales por ejemplo son diferentes pero no en su intensidad, sino en su forma. Los pensamientos puramente sexuales ó carnales que eran propios de los hombres han desaparecido hoy en día por completo, dándose por igual o incluso en mayor parte por mujeres que por hombres en algunas ocasiones. La canita al aire, el aquí te pillo, aquí te mato, también han pasado a formar parte de la vida cotidiana en muchas mujeres, cada vez más entendidas a la vez por los hombres, alejando esa idea de considerarlas unas zorras, afortunadamente.


Según un estudio de esos que hace alguna universidad norteamericana de vez en cuando, en este caso una de Texas, se dedujo que de las 25 razones más comunes para tener sexo, tanto físicas como emocionales, al menos en 20 eran idénticas para ambos sexos, en distinto orden de prioridad y algunas con la misma contundencia. Algunas de las más relevantes eran:
- Sentir atracción hacia la otra persona. (Esa debe ser fundamental...)
- Estar caliente.
- Necesidad de enfriar el grado de excitación.
- Por creer que la otra persona te deseaba.
- Por probar nuevas sensaciones.

Seguramente que hay muchas más razones para eso, pero esto era el estudio, claro. En definitiva se deduce que todo el mundo que rodea el sexo, el deseo y la calentura nos afecta de igual manera tanto a unos como a otras, con la única salvedad de verlo y sentirlo desde diferentes ángulos.

Subscribe to RSS Feed Follow me on Twitter!