martes, 17 de julio de 2007


Se podría decir que hay muchos momentos claves en el sexo, desde el preámbulo, pasando por la fase de calentamiento, hasta llegar al más puro cachondeo y al orgasmo... pero de todos ellos el que más se queda en mi memoria, el más intenso, duradero y placentero es el petting. Es ese momento posterior a los inicios de caricias o masajes donde se pasa al "meter mano" directamente. Cuando las caricias se convierten en manoseos, cuando los besos se transforman en juegos lascivos, cuando las lamidas dan paso a los chupeteos más ardientes. Sentir unas manos abordando mi cuerpo y con las mías hacer lo propio, descubriendo rincones, despertando instintos, atrapando sensaciones... Los momentos más duraderos, esos que nos llevan a disfrutar del cuerpo del otro en toda su intensidad, intentando buscar cada parte, cada centímetro de piel que se eriza, se escalofría, se calienta, se humedece. Desde luego hay quien piensa que un sexo no lo es si no hay penetración, pues creo que quien lo dice no ha practicado correctamente el petting, porque cuando se superan todas esas ansiedades que nos llevan al coito directo, cuando aprovechamos esos momentos para proporcionar los uno y mil placeres a la vez, de masajes, caricias, toqueteos, besos, y todo lo que nos lleva a permanecer en ese paraíso que es el placer, habremos descubierto lo que el petting... lo mejor de una relación sexual, el momento que queremos que nunca se acabe.

Yo, si me tengo que quedar con algo, me quedo con esa parte.
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