martes, 14 de agosto de 2007

Uno de los mayores momentos de paz y sosiego son los de despues de... me refiero a los posteriores a una sesión loca de sexo, de besos, caricias, mimos y demás...
Después de ese momento cada persona tiene predilección por una actividad, aunque la mayoría se inclina por un reposo general, algo que nos deja distendidos, relajados, profundamente satisfechos y donde quedan retazos de gusto por toda nuestra piel y el interior de nuestro cuerpo que van desapareciendo poco a poco. Es el regalo del éxito. Nada como un buen orgasmo y nada mejor que tener un tiempo para disfrutarlo en su curva descendente, en el tiempo que hay después cuando todos los músculos vuelven a su lugar, las pulsaciones, las respiraciones, las temperaturas y el cuerpo se va apaciguando como un dulce atardecer...
Hay quién dice que es mejor hablar, echarse un cigarrito, comer chocolate, ver la tele, comentar las mejores jugadas... en fin, yo me quedo con lo de palpar todas las sensaciones en mi cabeza, cerrando los ojos y oyendo nuestras respiraciones apagándose, en plena relajación.




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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Lydia, efectivamente el dulce sopor que nos invade tras un intenso climax sexual es un momento especial que merece ser disfrutado en toda su plenitud.

A mí me gusta cerrar los ojos y abrazado a mi amante abandonarme a los brazos de Morfeo: conciliar así el sueño, con la resaca de una buena sesión de sexo, es para mí tan placentero como alcanzar el clímax ya que la tranquilidad, la relajación y la dulzura post orgasmo me dan una sensación de bienestar y tranquilidad que me induce inexorablemente al sueño.

Un beso, preciosa.

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