Fantaseando

Muchas veces me he preguntado cuanto de malo es tener fantasías con otro haciendo el amor con tu pareja, o sea el momento clave ese cuando estás en pleno orgasmo y lo que estás es cambiando la cara de él por la de otro. Tener fantasías, no es malo, eso está claro, incluso dicen que mejora la relación de pareja, pero a veces cuando te dejas llevar por el momento y piensas en otra persona puede resultar incómodo para una misma o de todos modos, contradictorio. Muchas veces puedes creer que estás cometiendo una infidelidad o que incluso aun siendo entendible ese pensamiento en otra persona, parece que no le estás dando al tuyo lo lo que se merece o que le puedes estar haciendo de menos.
Luego, para colmo te queda un sentimiento de culpa, una pequeña espinita clavada pensando si él se ha podido dar cuenta de que has llegado a un monumental climax, pero no de su mano o su cuerpo, sino del de George Clooney, sin ir más lejos.
Además de todo eso, te queda la cosa de tenérselo que contar, quiero decir que puede dejarte la conciencia más tranquila si lo haces y al tiempo incomodar a tu pareja al relatarle que mientras estabáis dale que te pego, tú estabas en otro lado y pensando en otro.
Yo, por si acaso, seguiré fantaseando, claro, pero me pensaré mucho eso de tener que decírselo, ¿No?